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UN PUENTE ENTRE EL MUNDO ACADÉMICO Y UNIVERSITARIO Y LA SOCIEDAD.


lunes, 10 de enero de 2011

LA POESÍA ETERNA DE MARÍA ELENA WALSH por Alejandro A. Domínguez Benavides


María Elena Walsh

Los poetas tienen una ventaja enorme frente a sus contemporáneos, saben elevarse y compartir el misterio que Dios secretamente les confió: el don del profeta; encontrar belleza donde otros sólo ven basura o descubrir la sencillez de la palabra alejada de la palabrería.
María Elena Walsh tuvo el privilegio de ser poeta y supo conquistar un terreno dificil del universo: donde habita la imaginación dormida de los niños. Como poeta que era aprendió ese lenguaje, les habló de igual a igual y sus palabras fueron más musicales todavía y se convirtieron en "Canciones para mirar"; la imagen fue su recurso. Cerremos los ojos y recorramos su poesía y de pronto nos encontraremos en medio de secuencias cinematográficas frescas como ese cuento que contaban las abuelas, las madres, las tías en las épocas donde el amor conservaba la solidez del dulce de leche y no la licuada bebida sin calorías, artificial, que inunda nuestro tiempo.
Si bien Walsh recibió el don de poetizar el mundo, no se quedó cruzada de brazos fue una trabajadora incansable. Sus estudios musicales sobre todo en los años cincuenta junto a una autoridad del riguroso folklore como Leda Valladares se observan en -la baguala, la chacarera- de muchas de sus composiciones, así como en los ritmos de otras latitudes del mundo como el jazz, el twist y la balada con que acompañaba las historias que quedarán flotando en la memoria y seguiran su decuso más allá de algo tan banal, tan circunstancial, tan cotidiano como la muerte.

La enfermedad no le impidió subir a los escenarios la sobrellevó en silencio con dignidad. Que lejos estuvo de la sociedad del espectáculo que ofrenda la intimidad en aras de una supuesta autenticidad. Tampoco le impidió enfrentarse a los poderosos de turno y escribir artículos punzantes en la década del 70, del 80 y del 2000 también. No se si la persiguieron, la amenazaron, lo que sí se, es que no huyó. Se quedó en el país y su pluma libertaria no cesó de criticar lo que consideraba reñido con sus ideas y principios. María Elena Walsh atravesó el último misterio. Que se encuentre con el Gran Poeta, en la eternidad, es nuestra plegaria.

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