ACADEMICUS
UN PUENTE ENTRE EL MUNDO ACADÉMICO Y UNIVERSITARIO Y LA SOCIEDAD.
jueves, 20 de enero de 2011
CARTA DE PABLO GARCÍA CAFFI, DIRECTOR GENERAL Y ARTíSTICO DEL TEATRO COLÓN DE BUENOS AIRES
Buenos Aires, 18 de enero de 2011
AL PÚBLICO DEL TEATRO COLÓN
A LOS CIUDADANOS
Desde su reapertura el 24 de mayo de 2010, recuperamos para la ciudadanía los mejores valores históricos del Teatro Colón. Si bien en un pasado lejano el Teatro gozó de una reputación que a nivel artístico lo ubicaba en el circuito de los mejores espacios líricos del mundo, hoy debemos reconocer que ese prestigio internacional se ha deteriorado.
Producto de un proceso de larga data, desde hace décadas la imagen del Teatro Colón se ha visto, en distintas oportunidades, afectada por el incumplimiento, la imprevisibilidad y la indisciplina.
Signo de esa debacle que ha ido socavando sistemáticamente a la institución es, en primer lugar, el menosprecio y la falta de compromiso para con el público, conducta que demuestra el nivel de deterioro al que se ha llegado y el grave perjuicio económico que implica suspender funciones hace que los abusos de la mala política gremial sean injustamente pagados por el contribuyente porteño.
Con este pertinaz daño (del cual es responsable una mal intencionada minoría de trabajadores y dirigentes gremiales) se ha perdido toda cordura, orden y respeto al lugar de trabajo, se ha destruido la mística del arte y se han dilapidado no sólo esfuerzos, talento y recursos, sino también el prestigio de nuestro más emblemático icono cultural.
Nuestra vocación de cambio
Conscientes del valor de la tradición e historia del Colón, nos propusimos desde un primer momento, restablecer las cualidades de nuestro máximo coliseo. No basta con la fama del pasado ni con la arquitectura restaurada. El Colón requiere superar un desafío que no ha podido lograrse hasta el momento: devolver al personal y a los cuerpos estables, a la temporada y al funcionamiento en general del teatro, aquel prestigio del que gozó hace décadas.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires asumió decididamente la voluntad de recuperar la excelencia que todos queremos para el Teatro Colón. En tal sentido, iniciamos nuestra gestión emprendiendo con firmeza dos proyectos largamente postergados: la autarquía y la reapertura del teatro.
En la obra de restauración y modernización tecnológica (en la que aún continuamos trabajando para mejorar la infraestructura), se invirtió una enorme suma de dinero y de recursos, con la satisfacción de que esa recuperación edilicia, actualmente considerada un paradigma en el mundo, es hoy orgullo de todos los porteños.
Con igual vocación estamos trabajando porque queremos encauzar el funcionamiento del teatro, restablecer el reglamento de trabajo, mejorar las condiciones laborales, recomponer las situaciones salariales y resolver las jubilaciones, pero sobre todo, porque queremos garantizar una estabilidad duradera en la cual, la temporada y el público no sean constantes rehenes de insensatas prácticas sindicales.
Responsabilidad y compromiso
Sabemos que nuestras responsabilidades no son delegables. Pero sabemos también que el futuro del Teatro Colón requiere del compromiso y la opinión de todos.
Con negociaciones de emergencia (bajo amenaza de asambleas y toma de escenario a último momento, cancelaciones con público sentado a sala llena, etc.), continuaremos invariablemente sometidos a la presión y al riesgo de sufrir salvajes boicots, sumando desgaste y episodios tan amargos como los mencionados, siempre empantanados en la irracionalidad, la obstrucción, la crisis y el conflicto.
Consideramos que los miembros de los cuerpos estables (tanto los que participan de los piquetes en el escenario como aquellos que inocentemente otorgan callando), deben comprender que con su conducta no afectan a este Gobierno, sino que menoscaban su propio prestigio, se ganan antipatía y descrédito frente a los artistas invitados, al público y a los ciudadanos.
En un marco de solución definitiva, para acabar con las crisis y los conflictos permanentes, apuntamos a introducir la regla que gobierna a las mejores salas líricas del mundo: buenas remuneraciones y condiciones de trabajo a cambio de altas responsabilidades. Estamos dispuestos a conceder mejoras a contraprestación de mayor número y frecuencia de actuaciones y ensayos y, sobre todo, concursos y mayor compromiso y responsabilidad para que no se afecte el cumplimiento de la programación y las actividades pautadas por la dirección del teatro.
El público es finalmente el depositario de todos los esfuerzos de producción de un teatro, de manera que consideramos necesario tenerlo informado frente a la confusa y destructiva campaña de aquellos que, como adversarios políticos en decadencia, intentan clausurar las puertas del Teatro Colón para siempre y exhibir semejante hecho como un trofeo de guerra.
Por nuestra parte, y luego de la recuperación edilicia, continuamos decididos a recobrar el valor del trabajo, la cualidad permanente del arte y el lugar que al Teatro Colón le corresponde en su ciudad, en su país y en el mundo.
Les agradecemos su tiempo por leer esta carta y los saludamos con nuestra mayor consideración.
Pedro Pablo García Caffi
Director General y Artístico
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