ACADEMICUS



UN PUENTE ENTRE EL MUNDO ACADÉMICO Y UNIVERSITARIO Y LA SOCIEDAD.


jueves, 12 de enero de 2012

EN EL CUARTO DE AL LADO -CRITICA TEATRAL-


GLORIA CARRA Y LUCIANO CÁCERES

Ficha técnica Autoría: Sarah Ruhl Adaptación: Helena Tritek Actúan: Victoria Almeida, Gipsy Bonafina, Luciano Cáceres, Gloria Carrá, Esteban Meloni Diseño de vestuario: Eugenio Zanetti Diseño de escenografía: Eugenio Zanetti Fotografía: Machado Cicala Morassut Asistencia de dirección: Martín Henderson
Prensa: Debora Lachter Dirección de Producción: BoxDrama
Dirección: Helena Tritek TEATRO APOLO (EX LORANGE)
Corrientes 1372 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4371-9454 Web: http://www.teatroapolo.com.ar/
Entrada - Domingo, Miércoles, Jueves y Viernes - 21:00 hs
Entrada - Sábado - 22:45 hs

UNA COMEDIA MALOGRADA

Se abre el telón y quedamos admirados por la exquisita escenografía de Eugenio Zanetti que nos ubica a fines del siglo XIX. El espacio escénico está dividido por una puerta: de un lado la sala, del otro el consultorio del Dr. Givings –Luciano Cáceres-. En la sala decorada con un mobiliario cuidadoso y detallista transcurre la vida hogareña de Catalina –Gloria Carra- y de su pequeña hija, el piano, la música, el vestuario excelente logra crear un clima que se desvanece con las primeras escenas.
El Dr. Givings deslumbrado por el descubrimiento de la luz eléctrica inventa un insólito aparato para curar la histeria, su asistente Ana –Gipsy Bonafina- es la encargada de manejarlo como si fuese una vieja máquina de coser a pedal.
Llega la primera paciente Sabrina Daldry – Victoria Almeira- con un supuesto ataque de histeria acompañada por su marido el Señor Daldry -Leon Bara- . El médico escucha atentamente los comentarios que hace el matrimonio acerca de los síntomas de la señora e inmediatamente la hace acostar en posición ginecológica y le aplica su invento. Los gritos de la mujer despiertan la curiosidad de Catalina acerca del misterioso invento de su marido que corre hasta la puerta del consultorio para escuchar más.
Seguramente ha corrido media hora y la comedia ha concluido. A partir de allí se sucederán escenas reiterativas hasta el cansancio. Pero cuidado: la histeria no es patrimonio de las mujeres. Aparece en escena un hombre, un artista –Esteban Meloni- con el nombre de Leonardo, una originalidad, que es sometido al mismo tratamiento que a las féminas no abundaré en detalles…
El texto dramático de Sarah Ruhl adaptado por la directora Helena Tritek es endeble, poco imaginativo, sin agudezas, trivial y mostrenco. Tritek no logró demostrar su tesis: “revelar los secretos del mundo íntimo de la mujer en tono de comedia.” Tampoco ha sido eficaz en la dirección de actores la mayoría sobreactúa hacen de personajes victorianos, por momentos parecen marionetas, con la excepción de Gloria Carra que encarna su personaje con convicción, se desplaza en el escenario llevando la ropa de la época con la naturalidad de una gran actriz.
El vacío textual de Ruhl, la falta de ritmo, las tediosas repeticiones innecesarias y monótonas se quiebra, a duras penas, en algunos tramos con la música. Gipsy Bonafina se luce en el piano y en el canto –es de destacar un dúo con Victoria Almeida muy bien logrado- casi al final de la obra para acompañar con la misma música pero en off los desnudos y los arrumacos de los Givings colman los infinitos lugares comunes de la pieza. Este recurso que hubiera podido sorprender en otros tiempos confirma nuestro desencanto ante una comedia malograda.





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